martes, 31 de agosto de 2010

Es más fácil huir que buscar




Joaquín Sorolla





No tuve la decencia de verte dormida
despertaste con el canto de los burros
llovía
como toda la noche
llovían ambulancias y perros
y una luz naranja que no dejó pasar la obscuridad.
la bendición de insomnio.
aquí, en tu casa, nunca es de noche
tampoco de día.
un orgasmo nunca tuvo tantos tonos
como los grises de la ciudad.
el atardecer de una piedra
que despierta y a su lado
duermen cuerpos flagelados
por amores de faros
y el vino que es lo nocturno.
ofreces tus brazos de cartón
pero no puedes tapar la vanidades,
cuántas luces tienes que prender
para que acudan en tu auxilio.
es verdad que siglos atrás te enamoraste
de los cuerpos nevados rellenos de lava
es verdad que nadabas desnuda
en tus lagos de ojo Esmeralda
también es cierto que no te rasurabas
y tu piel llena de nopales era fertilizada
por lenguas con plumas
es verdad que hoy
olvidaste el canto
tienes pulgas buscando en la basura
hablándote al oído.
sufres reformas que matan insurgentes.
las pulgas muerden toda la noche
a toda velocidad
con todo sin sentido
y entre tus pestañas sigo viendo
ambulancias y perros.

JFQ









Joaquín Sorolla





La metáfora,
inmensa,
que fluía en este verso,
se despeñó frágil
al verso de
abajo.
Verso insumiso
que de brazos la persigue
y la manda,
de refilón,
tres versos más al
fondo.
Sin embargo, este otro verso,
harto de recibir,
desde allá arriba,
figuras retóricas no solicitadas,
castiga con el pulgar
de su indiferencia
a la metáfora,
que tristita patalea
y se revuelve
y se arrulla en sus gritos
y se vena las cortas
y se muerde el silencio
y descalza el camino
que andado tenía,
pero ya está muy lejos
del demiurgo poema
y, aunque la poesía
es el himno al
final
de un túnel que no tiene
final,
la metáfora se desnuda
diciendo:
Soy rota
y estoy poeta.


MACM

miércoles, 4 de agosto de 2010

Memoria, me moría, Memo ría.

Todos somos unas copias



San Martin
Fotografía
2005
Pier Stockholm



O fue el abuelo

Busqué en las fotos de mi memoria
la sonrisa de mi padre
estaba escondida
como el día entre el sábado y el domingo
perdida en el rancho
tras las vacas y los pinolillos
pero ahí estaba, sentada en una hamaca
meciéndose a lado de la mía
todas mis historias comen de su mano
es la ceiba en el centro de la ruinas
entiendo que bajo el sombrero
cubierto con camisa de franela
y bordeada con bigotes blancos
vive la primer carcajada
de su último invierno.

JFQ








Prozac Chapeau
Fotografía
2004
Pier Stockholm



Aérea te asumo musa etérea

¿Y si el poema es gota
que se condensa
en una mirada
que ve hacia otro lado?

Aquí estoy
atrapado, junto con mi cuerpo,
en un estado
que no es el mío,
en una hamaca
que no es la mía,
pero con una mujer
que sí.

Sé que hay otros como yo
que escriben de la noche
sin saber nada de ella;
porque a esa hora
ya estamos dormiditos
con un velo de arrugas
en nuestras sábanas.

Sé que hay otros como yo
intentando arrancar
un hueso de la literatura.
Voraces
le quitamos
una a una sus letras
a la poesía.
Primero la “p” y
por último la “a”,
hasta que no quede nada
por nombrar
y en el silencio
no puede haber poesía
porque ella es
ruidito y ritmo
y tralalí tralalá.

Sé que hay otros
muñones,
trozos de algo
como yo,
pero lo que me distingue
de ellos
es que yo
ya sé
que la poesía es una lengua muerta,
desierto colorido,
de cierto colorido,
desierto color ido,
de cierto color ido…

MACM