lunes, 11 de julio de 2011

post mortem

con cada escrito se vuelve a nacer
y a morir




Cy Twombly
The rose



Héroes viejos

¿Qué haces cuando tus héroes ya no protestan,
cuando se guardan sus canciones para el siguiente concierto
porque el gobierno no los deja cantar?

¿Qué haces cuando tus héroes se vuelven viejos
y piensan en sus hijos y en la poca vida que les queda por delante?

¿Cuando te dicen que escribas novela o que hagas canciones que peguen,
porque es lo único que deja dinero?

Pasan dos cosas:

1. Te quedas con un vacío profundo,
un hueco, como si tu primer amor se fuera otra vez,
aunque en verdad era una puta y no te habías dado cuenta
y piensas que tienes la culpa por ser tan pendejo
y por haber amado.
Pero el problema no es amar,
el problema es la puta.

2. La siguiente cosa que pasa
es que ese hueco se va llenando de mierda,
de semen y sangre,
de un coraje encabronado contra esos héroes viejos
que se están muriendo y piensan más en la vida que en la muerte.

Y parece que lo hicieron mal,
porque no ganaron dinero
o porque no gustaron al gobierno
o porque no les sonrieron tanto como ellos hubieran querido
y ahora quieren que tú te ganes esas sonrisas que ellos no tuvieron.

Pinches héroes viejos, cómo me hacen encabronar.

JFQ






Cy Twombly
About Stacks



Uno de ésos

Hay escritores que sólo
quieren mujeres con filtro,
de ésas que no lastiman el pecho.

Hay poetas bien machos
a la hora de escribirle a las putas,
pero que se les hace chiquito
para escribirle a su náyade.

Hay poetas que hacen malabares
y acrobacias altivas
con las ideas de otro.
Y que cuando se quitan el sombrero
están calvos como la rodilla de Vallejo.

Hay algunos que escriben mucho del clítoris,
mientras la mulata,
o el mulato,
en su cama
se muerde el labio insatisfecho.

Hay un subgrupo de poetas que,
bajo esa misma lógica,
concibe el poema
como el manifiesto ideológico del espíritu,
hasta lo abrevian: MIE.

Hay otros que se lavan las manos
antes de escribir.
Por eso sus versos confunden
limpieza con ignorancia.

Los más acuden a encuentros,
a congresos, a reuniones,
a convenciones, a ferias,
mientras su poesía
se queda en casa
tristita, cerrando por dentro
la jaula de la vanidad.

Yo no soy de ésos.
Yo sólo quiero no ser de ésos.
Y si alguna vez soy de ésos
que alguien me señale
y me grite:
“Hey Cocom, eres uno de ésos.”

Ahí yo diré:
“Sí, a la mierda,
siempre fui uno de ésos.
Excepto cuando escribía que
no era de ésos.”

MACM