Tu cuerpo es irrepetible como este verso
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Continuum. Serie Frecuencias fuera. Silvia Gurfein. Argentina
Bosquejo de una pestaña impune.
Llegaste engrapada a una estrella,
como una carta que Dios me mandó
para no leerla.
Tu cuerpo me implora ser robado.
Tus ojos me llevan,
dos luces clavadas en el cerro.
Mi vida, mujer, depende
en gran parte, de tu ropa interior.
Yo no entro en este cuerpo
que se quema mientras lluevo,
a pesar de que todos sentimos hormigas
las dejamos morir.
Toda mi vida he caído como sereno.
En la sombra de tu pupila,
detrás de tus sueños
sigo esperando.
La luna sale cuando recoges tu pelo
y nos bañamos como gatos.
Me colocaron a un lado
del que está a un lado,
por crear un verso
sin ritmo.
Ya no puedo cantar,
me quedé desnudo.
Un pájaro me dijo:
Tengo 359 grados para moverme
si el camino adelante no me gusta.
Eres nube que camina impertinente.
Si no te importa, me entrego a vivir entre tus piernas,
lo mismo que a morir.
¿Qué le haces a las fortalezas
para que se derrumben?,
Lo mismo que al aire.
No se atreven a tocarte.
Me buscas detrás de tus ojos
mientras te beso entre los dientes.
Sin quitarte los ojos de encima,
te desvisto.
Ilumino tu perfecta oscuridad
con un pestañeo.
Me visto,
de tus manos y muslos.
El hombre florece regado con mujeres.
Jaime Freire Quiroz

Camila Macedo. Óleo. Brasil.
Se me quiebra la tinta
Se me quiebra la tinta
Como el otoño en la hoja
Reducido a su mínima potencia
Escapa el verso
Sílabas tullidas
Talladas al amparo
Serpenteante de tu sombra
Se me voz la quiebra
Y es por ti
Desempleado de tu cuerpo voy
Regreso viudo de tus besos
Grito de mí
Y el nosotros se queda calladito
Rebajas mi poesía
Sufro de tus huesos
Cuando estás encima de otro
Otro al que le basta un te amo
Para que tú lo veas
Como a un Neruda cualquiera
Sufro de mis palabras
Afónicas de tanto callarte
Y de mis besos húmedos
Que arden en el clítoris de tu sol
Sufro del nosotros que está solo
Acompañado de tu ausencia
Mala compañía tu ausencia
La granuja hace mucho ruido
La noche luta por mí
Por eso es silenciosa y oscura
Y me vale madre lo que digan
Los astrónomos
Me gustaría callarte para ya no gritarme
Añorar el olvido
En el que me tienen tus muslos
Tus rodillas alcoholizar
Para que me permitan la entrada
Te sufro cuando alegre estás
Y te lloro en versos
A veces cortos, otras largos,
Pero siempre malos
Y que no dicen nada
Porque todo lo sufren
Te quiero dar vuelta
Para no ver tus ojos
Te leo en todos lados
Con mi tacto analfabeta
Soy sordo ya de tus suspiros
Y se me quiebran las venas
Por lo turbio de tu sangre
Diáfana
Me sueñas cuando duermo y estás despierta
Te bebo en el vaso de mi boca vacía
Un beso húmedo es el mejor verso tibio
Te lucho, lucho con tu cuerpo
Pero tus huesos son llenos de rencor
Mejor morir si la tinta no fluye
Si el meñique no ablanda el papel
En el desaliento, te soplo
Joder con el viento que te acaricia cuando quiere
Me has borrado de un zarpazo indeleble
Y me duele el aura
Cuando con la mandíbula
Intento atrapara soplos de mil aires
De tu sexo
Me callo para ya no verte
Tocarte, olerte
Pero aun así saboreo tus dedos
Falanges mías de tu deseo
Me persiguen tus recuerdos
Cuando quiero olvidarte
En la médula tengo sus pezuñas
Tragedia ósea del amor ya muerto
Los gusanos se comen ese amor
Pero hay uno, un mísero pinche gusanito
Que te escribe
Se cree poeta
El muy acéfalo
Miguel Ángel Cocom Mayén